No sólo utilizaré este blog como espacio de opinión. Tengo la intención de utilizarlo para comentar las últimas noticias tecnológicas, para trasladar a todos aquellos que lean mis palabras las curiosidades que encuentro en Internet y de paso lo usaré como válvula de escape para tratar de expresar lo que siento por el mundo que me rodea.
A los que nos gusta trabajar de noche (incluso a pesar de haber trabajado de día) nos resulta curioso ver cómo en estas noches de luna llena se acentúa la admiración por este pedrusco que nos ronda diariamente. Inmersos en un día a día lleno de actividad, en el que nos faltan horas para desempeñar todas las tareas que tenemos programadas en la agenda, no quiero perderme uno de los momentos que espero con ganas cada noche. Salir a mi jardín y mirar a la luna con la tranquilidad de la familia recogida en el hogar y con una taza de café que invita a meditar. Esos instantes en los que saco tiempo para recolocar todo en mi cabeza, para hacer balance de cómo ha ido el día, para recordar a los seres queridos que ya no están aquí y para dedicarme a rebuscar en los rincones donde se encuentran las esquivas respuestas a las preguntas de la vida. Pocos minutos para tantos pensamientos. Pero cunden… vaya si cunden.
Hoy no puedo evitar pensar en la noticia que estos días corre por la Red. La noticia sobre las ofertas que tanto Facebook, como Google, están haciendo a Snapchat. Como empresario me alegro de que sigan sucediendo casos en los que jóvenes con talento desarrollan su proyecto y consiguen un éxito descomunal. Lo que no deja de sorprenderme es que jóvenes con poco más de veinte años rechacen una oferta de Facebook de 3.000 millones de dólares (2.2225 millones de euros). Parece que recientemente los propietarios de Snapchat también han rechazado una oferta de Google de 4.000 millones de dólares (cerca de 2.975 millones de euros) según publica iClarified. ¿Cómo es posible?.- Unos muchachos universitarios desarrollan una aplicación (simple dentro de la complejidad), no cobran por el servicio que dan y a los dos años Facebook llama su puerta ofreciendo 3.000 millones de dólares. Al poco tiempo reciben la llamada de Google ofreciendo 4.000 millones y los dos gigantes, de momento, han recibido el mismo portazo en las narices. Esta es la magia de los negocios en Internet. Plataformas que todavía no explotan el marketing, que no hacen caja con publicidad embebida y que no aprovechan el canal con todas sus posibilidades, se cotizan en millones de dólares por las posibilidades que tienen y los millones de potenciales destinatarios de lo que sea que se les ofrezca. Todo muy virtual.
Snapchat se ha convertido en poco tiempo en una de las aplicaciones más “cool” para smartphones. Lanzada en septiembre de 2011, la aplicación creada por Evan Spiegel y Bobby Murphy, de 23 y 25 años, ha llegado a superar en crecimiento a Instagram. Snapchat ha conquistado sobre todo al público adolescente. Sólo en Estados Unidos más de 26 millones de personas lo utilizan y en el mundo cada día se envían más de 700 millones de snaps (fotos, vídeos, mensajes). La revista Forbes aseguró hace un año que Snapchat era la mayor aplicación sin ingresos desde el nacimiento de Instagram que ya fue comprada por Facebook por una cifra cercana a los 1.000 millones de dólares. Parece que la oferta de Facebook por Snapchat se justifica por mantener una cuota importante de usuarios adolescentes que al parecer están perdiendo interés en su plataforma.
Snapchat es una mezcla de Chat, Tuenti y Facebook, en la que se pueden intercambiar fotos y vídeos con otros usuarios pero con la característica de que los archivos intercambiados tienen un período de vida entre 1 y 10 segundos, según decida el emisor. Los archivos se destruyen sin dejar huella digital. Esta característica tan simple es lo que está haciendo que cantidad de adolescentes usen la plataforma para hacer “sexting”. Un fenómeno por lo efímero de los archivos enviados y por lo que muchos usuarios aprovechan para hacer envíos de imágenes y vídeos con contenido sexual. Snapchat es algo así como una aplicación con el morbo de lo prohibido. Algo de lo que los fundadores de la empresa quieren distanciarse asegurando que Snapchat es una Plataforma de Comunicación.
Todos estos usuarios parecen olvidar que aunque el archivo enviado a través de Snapchat sea efímero nadie está libres de pantallazos (captura pantallas). Alguien debería controlar este tipo de actividades que sin duda podrían derivar en situaciones muy complejas: pornografía infantil, acoso escolar, chantaje,…
Vaya…mi café se está enfriando. Al menos la luna sigue igual de espléndida y no parece tan sorprendida como yo con las cosas que pasan en la tierra. ¿Será que desde ahí arriba todo se verá distinto?